Jardín de la noche

atardecer en malecón
Foto: Beatriz Verde Limón

Cuando un locutor habla en la radio de madrugada pienso la ciudad llena de luces. Noche fresca en mi imaginación. Desde un balcón irreal me amarro la bufanda, bebo otro sorbo de té, cierro los ojos rumiando todas las cosas y pensando en ninguna. La ciudad se estira como el bostezo de un acordeón. Vuelvo a tener siete años, vuelvo a preocuparme por esta persona que habla sola y solo yo la estoy escuchando. Repaso los objetos de mi habitación como si fueran objetos ya vividos, de esos que exhalan mucho tiempo, mucho uso, mucho olor. Y mientras, esta voz se me va colando como un intruso sentimental. Noctámbulos. 93.3 de la FM: Jardín de la noche. No me duermo. No quiero dormirme. Haydée Milanés canta: no escatimes un segundo para amar, que nunca se sabe qué vendrá mañana. Pasa un auto por la avenida y el ruido se apaga pronto –Dios mío, todo se apaga-, alguien cierra una ventana –¡por qué la cierras!-, me acomodo del otro lado -¿cuál de los lados es realmente el otro?- y los muelles del colchón protestan demasiado. En este instante los sonidos de la vida son fuegos fatuos, actos fallidos, ensayos mejorables. No quiero dormirme. No quiero. Pienso en las cosas que me caben en el pecho, estas que soltaría como en un chorro sobre el micrófono. Sobre todo ahora, cuando nadie me ve y sin embargo yo, lo escucho todo.

3 respuestas a «Jardín de la noche»

    1. Vaya, feliz coincidencia. No imaginas cuántos sueño con eso. Cuando tengas el tuyo pues me invitas, y si logro tenerlo yo primero ya sabes que eres bienvenido! Claro que yo hablaré un poco, (me entusiasma la idea) eso te deja más a cargo de la música. 😉 Besos

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